La Crisis mundial del transporte marítimo seguirá retrasando el transporte de bienes hasta el 2023.
Su influencia en los precios globales es mayor que nunca y podría suponer un incremento permanente, esta industria, rara vez figura en los cálculos de inflación y PIB de los economistas, y las empresas suelen preocuparse más por las materias primas y los costes laborales que por el transporte. Pero para 2022, el panorama podría ser otro, teniendo en cuenta que el costo del transporte vía marítima de un contenedor de 40 pies (FEU) se ha reducido en un 15% desde los máximos históricos de US$11.000 alcanzados en septiembre, según el índice FBX de Freightos.
Sin embargo se debe considerar que antes de la pandemia, el mismo contenedor costaba apenas US$1.300.
Debido a esto los costos del transporte marítimo se dispararon tras el bloqueo de seis días del Canal de Suez en marzo, que provocó retrasos en todo el mundo llevando al máximo la tensión del sector ya acongojado en cuanto a capacidad, debido al increíble aumento de la demanda de bienes por parte de los consumidores durante las cuarentenas impuestas para frenar los contagios de Covid-19, a principios de noviembre, el 11% del volumen mundial de contenedores cargados estaba retenido en los cuellos de botellas de los principales puertos del mundo, por debajo de los máximos alcanzados en agosto, pero aún así, muy por encima del 7% anterior a la pandemia.
Congestión
A finales de octubre, los puertos de Los Ángeles y Long Beach (LA-LB) en California, los buques tardaban el doble de tiempo para poder desembarcar su carga que antes de la pandemia, según estimaciones de RBC Capital Markets y aunque, según los analistas lo peor ya ha pasado, no esperan que las tarifas de los fletes vuelvan a los niveles anteriores a la pandemia hasta dentro de un par de años. Incluso si se aplican los planes para descargar 3.500 contenedores más cada semana, es poco probable que el retraso de LA- LB se elimine antes de 2023.
En la USEC, el puerto de Nueva York/Nueva Jersey ha experimentado un aumento de la actividad de los buques, con un total de 21 buques a primera hora del 10 de diciembre, el más alto desde el 28 de septiembre. Por lo tanto, los 11 buques en espera frente a Savannah fueron los más bajos desde el 23 de julio, el puerto de contenedores de Ningbo en China, lidia con un brote de Covid notificado a principios de la semana pasada.
Su fondeadero combinado con el de Shanghái aún no ha mostrado una acumulación de buques, ya que el recuento total de 232 buques fue de 40 menos de lo habitual, lo que se refleja en una tasa de congestión que está un 11,5% por debajo de la mediana calculada.
Impacto en la inflación
La situación de congestión portuaria en el mundo no ayuda a mejorar las cifras inflacionarias, un informe de las Naciones Unidas señaló en noviembre que las elevadas tarifas de los fletes amenazaban la recuperación mundial, sugiriendo que podrían aumentar los precios de las importaciones mundiales en un 11% y los precios al consumo en un 1,5% de aquí a 2023.
Este impacto se extendería porque un incremento del 10% en los fletes de los contenedores reduciría la producción industrial de EE.UU. y Europa en más de un 1%.
El mismo informe señala que los productos más baratos subirán de precio proporcionalmente más que los más caros, y que los países pobres que producen artículos de bajo valor añadido, como muebles y textiles, serán los que más afectan a la competitividad.
Se esperaba que el auge de los envíos disminuyera a medida que la reapertura económica permitiera a la gente gastar en viajes y cenas fuera de casa en lugar de en ropa o electrodomésticos. Pero esa teoría está siendo cuestionada por el surgimiento de nuevas variantes de COVID-19, y por el enorme ahorro que los clientes podrían canalizar hacia más bienes.
Fuente: Mundomaritimo